Relato del 15° Concurso “Sin Presiones” Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs

Título : CATEQUMENO

la-creación-de-adán-768x460Comienzo a trabajar en la escuela hogar Don Orione, como catequista en primaria y secundaria, me ofrecen cinco cursos, con el entusiasmo de querer tener experiencia no me importaba el sueldo en ese momento, yo trabajo en casa de familia ya que había empezado a estudiar de adulta a los 35 años, termine el secundario y seguí con el seminario catequístico en el Instituto Carmen Arriola de Marín, San Isidro, me recibí a los 42 años y comencé a trabajar como catequista en el Colegio Nordland de Nordelta, doy clases ahí en la actualidad, sacramentos de comunión en un Colegio de laicos.

Cuando comencé en Don Orione me tenía que acompañar un hermano de la congregación, la hermana Nery, pero por razones que desconozco la trasladaron a otro lugar, así que comencé mi año escolar sola (no tenía experiencia en secundaria), pero eso no les importo porque venia del mejor seminario de Buenos Aires. Me fue difícil pero no imposible ya que tenía en ese entonces dos hijos adolescentes y sabia como tratar con ellos, la directora en ese momento era Terecita, muy buena por cierto, (la mejor diría yo), estaba muy contenta con mi trabajo, pero pronto se jubiló en ese mismo año , en Julio y entro Rosana, la directora actual.

Terminado el año me dieron la devolución del cierre de ciclo y me arruinaron tanto emocionalmente que no me olvido todo lo que me dijeron, me pidieron que renuncie a secundaria pero que en primaria quedaba como titular de los cuatro cursos que tenía en ese momento y que me daban dos horas de reunión de coordinación grupal así no me quedaba con tan pocas horas.

En la devolución me dijeron que yo no estaba capacitada para el secundario que me pusiera a estudiar, que me faltaba carácter para llevar adelante una clase, que no tenía dominio de grupo, pero seguí los consejos y me anote en la Universidad de Lujan en la carrera de ciencias de la educación. Seguí trabajando y con los años me ofrecieron más cursos, hasta que las nuevas representantes, hermanas más jóvenes me ofrecieron para dar catequesis en jardín de infantes, me daban tres salas de 3, 4, y 5 años, se me puso la piel de gallina, pero lo puse en oración para tomar la decisión y Dios así lo quiso porque acepte el cargo y me puse a estudiar nuevamente.Sentí la necesidad de capacitarme para los más pequeños, pero también por respeto a ellos; creo que como docente tenemos que estar en concordancia al trabajo que tenemos que realizar. Así hice el curso de primera infancia en la reorientada al método María Montessori. Fue lo mejor que me sucedió ese curso de dos años, me cambio la vida, me hizo muy bien tener nuevas herramientas para mi trabajo, descubrí que una docente siempre necesita nuevas herramientas para mejorar su trabajo, con el jardín me di cuenta que soy como un niño, disfruto de mi labor y que amo lo que hago y que mi esfuerzo vale, la paga es muy poca, y comencé a darme cuenta que no valoraban lo que yo daba, que el valor en plata no es lo que corresponde a todo el trabajo que uno hace y da, nadie lo nota, mientras vos cumplas con tu parte, yo amo mi trabajo, me gusta, me hace feliz, pero claro esa felicidad se te agota cuando te das cuenta que lo que ganas no alcanza y no vale todo el esfuerzo que vos hagas para tus encuentros, lo
que haces para tus alumnos, lo agradecen padres y docentes…hacer capacitaciones, buscar materiales y adquirirlos, todo eso sale de tu bolsillo.

La energía se te agota y cuando llegas a fin de mes vez la poca plata que ganas, eso a nadie le importa si tienes dos o tres trabajos…

Hoy creo que ya estoy grande y elijo mi tiempo y con quien compartirlo. Me canse de esperar que me paguen lo que merezco o lo que corresponde por mi trabajo. Todo este tiempo lo hice pura y exclusivamente por vocación. Seguí capacitándome porque en la sala de cuatro había un nene que es autista y no sabía cómo tratarlo porque no te enseñan en ningún lado como manejarte con ellos. De estos nuevos desafíos que aparecen en las aulas solo te dicen “que el nene no hace nada”, pero gracias a Dios soy muy curiosa y así fue como me puse a estudiar acompañante terapéutico para saber de los nuevos trastornos de conducta que esta era trae consigo, la tecnología, la falta de interés en lo que hacen los hijos, la falta de atención, la poca comunicación…

Con este nuevo curso aprendí que los niños tienen trastornos, tea (trastorno del espectro autista), que con ellos necesitas otras herramientas para su aprendizaje, para ayudarlo en su vida cotidiana y social, con su entorno y en los diferentes ámbitos de la vida.

Yo soy una de esas personas a las que les gusta enseñar por vocación, porque amo lo que hago y respeto y amor es lo que brindo con mi ejemplo a los niños. A esta altura de mi vida empecé a valorarme a mí, y decidí renunciar a lo que tanto amo que es enseñar catequesis, a raíz de estos años mi salud se vio afectada por cargar pesos innecesarios, por sobre exigirme y dar más de lo que hace falta, me agote mentalmente, me lesione el hombro, el manguito rotador, que me impidió por meses trabajar con eficacia. El desgaste psicológico, el monetario, el familiar y el estar a disposición de todos, me había olvidado de mi salud y mi paz mental, la desvalorización de mi persona, mis aptitudes y mi capacidad se vieron violentadas y así fue que decidí renunciar a este cargo de catequista que amo tanto.

María Benitez González – Catequista – Acompañante Terapéutica – Malvinas Argentinas – Buenos Aires -

Relato  15° Concurso Sin Presiones “Expresión escrita la salud de los trabajadorxs”                                                Organizado por el Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente (ISLyMA)  – Córdoba – 2024 
El jurado expresó: Relato de una docente que se enfrenta a la desvalorización de sus superiores y en vez de renunciar redobla la apuesta capacitándose más. Logra su objetivo y siente que puede creer, siempre encuentra inconvenientes en sus superiores o los destinatarios de su labor, pero se sigue esforzando hasta que descubre que el mal pago, el mal trato, la falta de herramientas le fueron deteriorando la salud y en un momento estaba con tantos problemas en su salud que ya no pudo desarrollar su trabajo.

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