Título: No resistiré
-No, renuncié. Me estaba haciendo mal…
El silencio fue incómodo. Me di cuenta que no comprendía bien por qué, qué podría haber sucedido. Claro, ella vería todo esto desde otro lugar, interpretaba desde su contexto, tan distinto al nuestro; al fin y al cabo Gabriela formaba parte de ese grupo de argentinos que analizaban la realidad siempre con los parámetros de allá. Y sí, Gabi, a quien no veía desde hacía tres años, con quien precisamente no es que hablara cada dos por tres para contarnos todo, sino que cuando hablábamos más vale nos contábamos sobre los hijos, sobre el amor y el desamor, esas cosas… la idea de mi renuncia le parecía increíble; evidente que este cambio sustancial la dejaba medio perpleja, supongo que más que nada porque siempre había hecho en mí una especie de proyección en lo que se refiere a hacer patria. Además estaba esta cuestión bastante curiosa, sobre todo con los argentinos radicados en España: ellos se habían ido porque Argentina no les había brindado la oportunidad de progresar (en la mayoría de los casos, porque ella se había ido por hacer un cambio radical, en realidad por alejarse de un amor mal parido), y con esa nostalgia a flor, con ese anhelo latente de seguir perteneciendo, de alguna forma seguían tratando de influenciar en los vaivenes del país; algo les hacía tener un pie todavía aquí, pero el tema es que analizaban el eterno drama argentino, la eterna crisis con ojos cegados, por no decir sesgados, con pautas de primer mundo, o algo por el estilo… desde ese lugar veían, desde esa realidad juzgaban, por ende más difícil explicarme… si tenían una visión transfigurada de la idea de inclusión que se pretendía llevar adelante en nuestro país, si se habían quedado con el cuento, con el lindo cuento de los derechos adquiridos para todos y todas y toda esa sanata, en fin…
Quería hacerme entender. Sentí que tenía que hacer un esfuerzo… un doble esfuerzo, una, para no resquebrajar nuestra valiosa amistad, dos, porque esta vez me había tomado como un deber abrirle los ojos, aunque sea para que juzgase desde la perspectiva de alguien que la vive desde adentro, que tiene otro punto de vista. Así que empecé cautelosa:
–¿Vos sabés lo que es asistir clase tras clase …preparar la materia con dedicación, para enfrentarte a un grupo de chicos que pobrecitos, no les interesa un bledo aprender o no, estar ahí o no, si son como un potus, peor que eso, son como entes… porque ¿ves? justamente, ahí está la madre del borrego …en el peor atentado que hizo el populismo ¿cómo decirlo? les quitó, como que les robaron la predisposición natural que tiene cualquier niño, sea de donde sea, pertenezca a la clase social a la que pertenezca, a aprender… esa noción intrínseca de que algo, lo que sea, les va a interesar, les va a gustar saber… acordáte, es muy probable que vos seas Licenciada porque de chica te encantaba que te cuenten cuentos ¿o no? no solamente alguien te habrá inculcado ese gusto, sino que tuviste el alimento, la materia para que en ese espacio interior germine ese amor; esa avidez por vincularte con más literatura estaba formado, no eras un ser alienado como cada vez sucede más acá, y encima, que después de tantas generaciones de esta milonga es una situación que ya se sufre desde que nacen …si no hay lugar más que para lo elemental, comer, mal comer, mejor dicho, a puro fideos y pan y gaseosas …para comer y para coger, así que imagínate, apenas va siendo lo único que pueden hacer o tener propio, me refiero a los hijos ¿pero y después? ¿en qué condiciones? Y luego, muy pronto ante tamaña adversidad viene la necesidad acuciante de evasión con alcohol y drogas, y para los chicos chicos es el celular, o la tele ¿no? …y sí, yo siempre digo, a mí si me hubiera tocado nacer en la Villa Nylon te juro que me hubiera pasado todo el día dada vuelta como una media para escapar a esa realidad tan nefasta… aparte, no creas que no es lo mismo que está pasando con nosotros, con la clase media, si cada vez hay menos poder adquisitivo… pensar en pagar unas vacaciones para descansar, para retomar fuerzas, pensar en comprar, qué sé yo, un instrumento, olvidáte… por eso hay más y más niños autistas, supongo… –me había dado tal frenesí, no podía parar, tantas veces que había omitido hablar con Gabriela sobre este tema; ella solo atinaba a mirarme, tomando mate tras mate, tanto, que ni siquiera osaba pasarme uno–. Nada, me fui por las ramas; te decía que no hay chico que no tenga una natural predisposición a algo; no sé, está el que juega a tener un negocio con una caja registradora y juega a que le pagan, a que da vuelto, a que tal cosa vale tanto; el que observa las hormigas y se pregunta cómo construyen el hormiguero, la nena que juega a ser maestra, el que construye un carrito, pero bueno, eso ya no existe, se los hicieron perder (no sé cómo pude evitar un HDP)… estos chicos, nada, absolutamente nada, perdieron hasta eso, esa noción que te decía de que algo puede interesarles, que algo los puede hacer soñar… aparte algo tan atávico ¿no? si no es ni más ni menos que la condición humana, esa adquisición de conocimientos para no terminar como animalitos; pero no, ellos no… están ahí sentados con una indiferencia, va, eso en el mejor de los casos, que la verdad es que no pueden estar quietos ni dos segundos seguidos, si no saben ni qué pensar ¿entendés? Viven en un mundo de Tik tok, o lo que sea que haya ahora…
–Pará, que aquí también los maestros se topan con esta problemática. Es el dilema de la época, de todos los profesores.
–Sí, pero para los chicos de allá es un recurso más, cuanto mucho es sacarles el celular en el aula; saben que tienen a disposición todo un mundo que los atrae, que los conquista, que van a querer ver, un montón de cosas más allá que les interesa averiguar. Aquí rompieron ese vínculo natural que te decía que hizo que desde que el mundo es mundo una generación le transmitiera a la siguiente los conocimientos básicos para subsistir. Entonces, nada… cuando una va año tras año, labura ad honorem y ve que cada vez es más difícil inculcar algo, te puedo asegurar que la frustración se va acumulando, y soy una buena profesora, te consta, pero te juro que cada vez cuesta más tener la atención de ellos… Esta cuestión donde lo único que tienen a mano es la pantalla, ya sea para evadirse o para estar, porque encima eso, insisto con que la realidad argentina va siendo más de evasión que otra cosa, al punto que el poder de concentración es nulo… por eso, lo rápido, lo inmediato es la pantalla que los subyuga …es terrible, les deja la mente en blanco, en la misma nada… esa cabeza en blanco, que solo sabe ver a través de imágenes, que no sabe descifrar nada, ni siquiera un símbolo, es un bloque de cemento, un ente, ni más ni menos…
Ya empezaba a explicarme con más tranquilidad, el furor iba cediendo, al punto que aun sin decir una palabra Gabi se encendió un cigarrillo y me pasó un mate.
–No pueden, no saben leer tres oraciones seguidas, pobrecitos… …les das un mínimo texto y la respuesta es “Ah no Seño, es mucho”, y da una bronca, porque la mayoría son chicos inteligentes… así que, imagínate, inclusión ¿de qué inclusión hablamos? Si difícilmente van a terminar un primario, o sí porque van a comer, lógico… pero ¿el secundario? y ya ni hablar de pretender que accedan a una universidad, olvidáte …no, francamente, produce una impotencia… Inclusión, te juro que me rio por no llorar… cuando el único igualador social, el verdadero igualador, es la educación ¿sí o no? Y ni te cuento, lo estúpida que una se siente, la frustración que da, ver que elección tras elección vuelven a votar un modelo que no solo los empobrece sino que los embrutece …o bueno, pensemos de buena fe, pensemos que no es deliberado, pero que de todas formas es lo que está sucediendo…
–Y justamente, con más razón deberías seguir…
–No querida… una tiene un límite… ya te digo, es para enfermarse, que de hecho es lo que me estaba pasando… es enfrentar un aula para pasarte una hora tratando de poner un poco de orden, para si lográs que más o menos se calmen, volver a empezar siempre de cero, a intentar que aunque sea lean unas pocas palabras para avanzar, pero cada clase es empezar desde lo básico, si no registran …no, me hace mucho mal ver semejante realidad, además que a esta altura es inexorable, casi irreversible… pero sí, es cierto, hay dos o tres chicos que más o menos se copan, no digo que no… pero el resto va a merendar, porque los mandan… Igual a esos dos o tres les ofrecí venir a casa, que sería un lugar donde podrían concentrarse, pero a las mamás de esos alumnos no les parece importante… Por eso, es una lástima, pero desistí. A mí no me da más el cuero… y duele, te juro que toparte con esta situación tan acuciante, duele, quita salud.
Mariana Odorqui . Trabajadora Docente ONG “Creciendo La Cumbre” - Cruz Chica – La Cumbre -Pcia. de Cba Relato 15° Concurso Sin Presiones “Expresión escrita la salud de los trabajadorxs” Organizado por el Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente (ISLyMA) – Córdoba – 2024
Expresó el jurado: Sin lugar a dudas, logra transmitir a su interlocutora y por ende a nosotras y nosotros, sus lectores el estado mental de alguien que bajó los brazos frente a una realidad que alguna vez pretendió modificar, o al menos darle pelea.
La narración puede servir como herramienta para acceder a las percepciones o miradas del mundo que la labor educativa en instituciones urbano marginales va configurando en las y los educadores. Más allá de la catarsis que la narradora realiza, el relato muestra cómo ese trabajo, que desde algunos paradigmas pedagógicos se supone “liberador” se transforma en un cerrojo para la educadora. La que intuimos, – desde una mirada profana- por algunas notas cínicas ya muestra indicios de resquebrajamiento de su salud mental a causa de esas vivencias acumuladas.