Mención
Título: Tres Punzones o huelga general
“Los operarios meten los dedos en las máquinas a propósito, lo hacen por plata, yo conozco personalmente gente que lo hizo”. Hay personas que han afirmado la frase anterior delante mío y siempre tuve mis dudas, cuando entré a una fábrica de muñones no me quedó ninguna.
Un promedio de 4.5 ambulancias al año durante el tiempo que estuve, jetoneadas de dolor, caminitos de sangre hasta el baño, partes de dedos en los rolos de las máquinas, compañeros que se rehabilitaban y tenían que volver a trabajar, pero sin poder concentrarse en la nueva tarea, para aprender algo tan sencillo como agarrar la torcha y hacer un punto en un material que ya estaba en un molde por las secuelas psicológicas.
Siempre que me preguntaban qué hacíamos en la fábrica, yo contestaba que hacíamos muñones. Ni con los sueldos de 50 vidas podríamos comprar las cosas que hacíamos ahí.
Es indescriptible lo que te genera hablar con un compañero que recién vuelve de la carpeta médica, y que no tiene la capacidad de concentrarse en lo que tiene que hacer en su nuevo puesto. Y las tareas de cualquier sector no son ninguna ciencia. Solamente tenía que agarrar el material cortado y doblado a medida, ponerlo en un molde, hacer unos puntos y después acopiarlo con los demás. ¿Qué mierda se habrá estado cruzando por esa cabeza? No sé, nadie más que él lo sabe. Ahí ninguno de los compañeros te patologiza, cada uno sabe muy bien que eso que le pasó no es exclusivo de él y que cuando te toca, lo vas a procesar con tus límites.
Cuando pasó ese accidente yo estaba cerca, si bien no vi el momento del atrapamiento, si lo vi cuando se sacó y tiró el guante, vio un segundo el estado de sus dedos y empezó a correr al baño. Nunca me imaginé (y esto capaz que tiene algún nivel de morbosidad, pero fue algo que me quebró la lógica) estaba viendo una amputación que no sangraba. Todavía me digo: ¡qué mazazo a la lógica! -Los rodillos que lo atraparon arrastran barras, el cuero quedó sellado como un sachet de leche. Solo cuando se empezó a higienizar en el baño se despegó y empezó a sangrar-. En ese momento tenía 33 años, y se hizo cagar una falange del dedo índice y una del dedo mayor de su mano hábil.
Otra cosa que me quebró la lógica es cómo se afecta lo que queda del cuerpo después de perder una parte, por más mínima que sea. El dedo meñique, por poner un ejemplo. Parece insignificante, que solo te puede servir para rascarte el oído, pero si no lo tenés, perdés un porcentaje considerable de fuerza en esa mano. Y aunque solo sean falanges, también. Hay mini músculos en manos y pies, los nombres los desconozco, pero tienden a compensar la función del que no está, causando contracturas, tendinitis y peores consecuencias.
Sirve para interpretar, que el cuerpo humano no es una sumatoria de órganos, sino un sistema de órganos, que cuando una pieza falla o ya no está, se comienza a afectar el resto.
Algunos prefieren no hablar del tema, otros hacemos chistes y nos burlamos de nosotros mismos, pero si hay un sentimiento que es común a todos los accidentados es que no nos cabe ninguna cuando vienen los chetitos caralisa de higiene y seguridad a querernos hacer la cabeza de que ellos están para cuidarnos y que les hagamos preguntas para que nos enseñen a trabajar de forma segura.
Vamos a poner esto a prueba en este ejemplo, que parece chiste, pero es una anécdota:
Cuando estuve pintando, el filtro de la máscara decía: para gases alcalinos. Y yo sentía un sabor a thinner como si hubiera estado haciendo buches. Aunque reducirlo al sabor nomás es poco. No tenía sentido esa mascarita de hobby para la concentración de gas que había en esa cabina de pintura. Tenía tanto gas de thinner en el interior del cuerpo que si me tiraba un pedo era como gatillar el compresor. Y vi que andaba por ahí uno de estos nenes. En claro contraste con cualquiera de nosotros, una tormenta de facha el nero, Tinelli es un croto pata sucia al lado.
Y le digo:
- ‘’¿Che, que PH tiene el thinner? porque esto dice que es para alcalinos y parece que en lugar de pulmones tengo un tambor del diluyente este’’.
Responde:
-”No, el gas de thinner no tiene PH, de todas formas, eso te tiene que filtrar”.
El nero que estaba laburando conmigo y yo nos miramos como diciendo no podés ser tan culiao amigo…Muy culia. Claro, ¿qué otra cosa me va a decir?
Yo intentando que de última me diga: mirá nero, la verdad que en esa materia me machetié y no tengo idea. Pero ellos no están ahí para garantizar la higiene y la seguridad. Están ahí para garantizar que con lo mínimo que exige la normativa la producción nunca frene. Tienen un adoctrinamiento tan al pie de la letra de la constante ganancia empresaria, que no importa si lograron convencer al operario, lo que importa es si el operario siguió produciendo.
En otros lugares de trabajo ya me había parecido una incoherencia y casi patológico eso que llaman “actitud proactiva” y después de pensarlo con muchos ejemplos como ese, la explico con una metáfora: Pasa puesto por puesto el encargado a primera hora con su planillita diciendo qué hay que hacer, llega al tuyo y te dice: “Con esa 110cc hay que ir a dejar esto en Bs As, hay que llegar en 5 hs. Tiene medio tanque más o menos ¿Llegás sin frenarte en la estación? No tenemos casco, pero no te hagas problema, si vas por la ruta vieja no hay controles.”
La respuesta esperada es: “Dale, no te olvides de imprimir la factura, o mejor mandásela por mail así la imprimen allá. Le dejo las cosas y pego la vuelta en seguida así mañana no llego tarde.”
Parece exagerado, pero en una fábrica donde había 21 puentes grúa legales estaban armando uno de forma artesanal con chatarra. Solamente y nada más que por ahorrar. (* adjunto la foto). Yo me pregunto:
¿Si me armo una moto con chatarra puedo ir a un productor de seguros para que me dé una póliza?
Termino en una jaula.En los 5 años que estuve pasaron varios como técnicos en higiene y seguridad, hubo dos de ellos que cuando era su último día les pregunté si habían conseguido algo mejor (confieso mi intención de estirarles la lengua). Y los dos más o menos me dijeron lo mismo, que se iban porque les exigían cosas que no eran posibles, porque faltaban algunos detalles importantes y que en el corto plazo no iban a resolver. (por momentos me pregunto si se trata de una jerga en la que “detalles importantes” significa partes del cuerpo que terminaron mutiladas).
En otras palabras, la fábrica es un mono con AK 47, y lo que hace la empresa es provocarlo y habilitarle balas.
No fue el único accidente que me sorprendió, generalmente uno intenta ponerse en el lugar del que se lastimó. Pero hubo un accidente que me invitó a ponerme en un lugar que está fuera de la piel del muñoncito (como se dice ahí a quien dejó una parte suya para que se coman los roedores de la fábrica). Roedores que, no exagero cuando digo que son XXL. A diferencia de cualquier otro lugar así en esos galpones no existen los michis.
Es un compañero que se amputó el pulgar de su mano hábil perforando planchuelas con un balancín que la empresa compró, usado, en una chatarrería conocida de Córdoba, muy viejo ese balancín debajo de la pintura se leía ‘’talleres Vasena’’.
Esto último es un chiste, pero si no fue contemporáneo a los eventos de la semana trágica, es un pelotazo en el travesaño seguido del UUUHH!! De la hinchada.
A pesar de la antigüedad, no era peligroso laburar con eso, sino deshumanizante. El aceite quemado que se usaba y salpicaba para todos lados con cada golpe, desde mi punto de vista el puesto más humillante que había ahí, (ese aceite me dejó como una especie de obsesión por la higiene porque era muy difícil de limpiar, solo con thinner o lavandina y el olor, un olor tan nauseabundo como característico). Pero la empresa había logrado convertirlo en peligroso porque las piezas de la matriz llegaban casi a chocarse. Eso es porque los punzones, siempre se afilaban o se nivelaban, como en cualquier otro caso, y eso los va acortando.
El objetivo de producción por día es perforar 350 planchuelas. ¿Cuánto costaban esos 3 punzones pinchila? ¿5 o 6 planchuelas? ¿7?
¡¡¡Que carniceros parásitos caníbales hijones de la remil yuta!!!
No les importa, los siguen afilando y se cambian cuando las matrices se están por chocar.
Desconozco si existen leyes que regulen eso, de lo que sí estoy seguro es que con su existencia no es suficiente, tampoco son suficientes las dudosas auditorías, estoy seguro de que sí existen las que dicen que las máquinas industriales deben tener parada de emergencia, y la que atrapó la pantorrilla de mi pierna hábil no la tenía. La razón por la que tengo la pierna completa solo se entiende a través de la física, pero las cosas que pasaron por mi cabeza durante los segundos que ese material me la estuvo ahorcando todavía no tienen explicación. Desgarro de 6 centímetros en el gemelo, y secuelas que no dejan de aparecer después de 3 años. Y nadie me va a venir a convencer de que eso tiene penalizaciones, porque volví y seguí operando la misma máquina y ni la UOM fue a pedir explicaciones. Y si bien ya le habían puesto una parada de emergencia, dejó de funcionar algunas semanas después y no volvieron a arreglarla.
Lo que digan las leyes del estado no tienen jurisdicción en la propiedad privada de un medio de producción. ¿Democracia? Democracia los huevos, ahí es donde la dictadura del capital solo encuentra su límite en la organización democrática de lxs trabajadorxs. Ninguna pierna, ni dedo, mano, por más guantes de cayos que tenga, ni la salud mental de nadie vale más que esas 5 o 6 planchuelas. Y un encargado comedido, al que nadie le había preguntado nada, se acerca y nos dice: ‘’tranquilos, los médicos dicen que pueden pegarle el pulgar de nuevo’’. Yo no sé si lo decía por ignorante o sádico provocador hijo de la yuta. Esas amputaciones no son por cortes, como si fuera una sierra, una amoladora, son amputaciones por aplastamiento: La tuca del dedo, con hueso, uña, carne, cuero, venas, cayo, todo, queda literalmente hecho puré, capaz podés juntarlo con un hierrito adentro del guante, o hallarlo entre medio de la viruta que se va juntando. Si no, esperar hasta el viernes que se limpia y ahí aparece seguro. Salvo que esa noche algún roedor cene licuado de falange.
Cuando le dieron el alta me acerco a saludarlo y le digo: ‘’ ¿Qué onda M, ¿qué te decía la doña y la borreguita tuya?’’.
“Mucha angustia, a la noche tenía hemorragias, quedaba toda la cama llena de sangre y yo me quejaba bolo ¿Sabés lo que duele? -¡¡¡el gesto!!!- Y la nena me veía y no preguntaba nada, solamente lloraba fuertazo, tiene 7 años, es muy chiquita para estar viendo cosas así”.
Dos cosas extraigo de acá. Me quiero detener en el gesto que hizo. Quizás es un punto de vista muy propio mío a causa de algún trauma que seguramente tengo por ver tanta violencia en un lugar en donde solo pensás que vas a ir a trabajar, porque esa cara, la posición en la que se colocaron las facciones era algo nuevo, creo que en esas semanas algunos músculos faciales se le tonificaron haciendo que tenga una nueva gestualidad. Nos conocíamos desde hacía un par de años, todo el día ahí, y nunca la había tenido. Dicen que el dolor es algo que no puede medirse. Pero lxs invitaría a que lo escuchen y lo miren, y que lo vuelvan a pensar. Él lleva en su cara una unidad de medida del dolor.
Lo otro es la nena. Y acá es cuando digo interpretar el accidente, pero no en la piel del ‘’distraído’’, como te dicen los giles estos. Vamos a suponer que está naturalizado que la empresa y la ART humillen al operario, sean dueños de tu tiempo y tu salud. A niveles que, salvando las distancias, parecen capacitados por Menguele, porque por más que sepas que es mala praxis, si no hacés lo que te dice la ART te ponen la causa de abandono de tratamiento. Pero yo digo, ¿por qué tiene que pasar por ese trauma la borrega? La empresa se da a sí misma el derecho de humillarte porque sos un pinche obrero que no tiene ni donde caerse muerto, ¿pero por qué la pibita? ¿Qué onda?
Uno más tarde o más temprano lo supera, lo entiende, ya sabés que a varios le pasó, que puede pasarte, lo conversamos entre todos, con iguales que te comprenden mejor que nadie, nos quejamos, nos agarramos para la cagada, odiamos con profundo resentimiento a el que está en la primera línea de combate de nuestros enemigos: el jefe de producción. Que el muy culiadazo te viene a apurar y al mismo tiempo quiere que apliques las inexistentes medidas de seguridad.
¿Pero ella con quién va a guisiar? ¿a quién más como ella le pasó de ver a su papá así? ¿acaso ya sabía que eso podía pasar o le cayó de golpe? ¿o con 7 años estaba más ocupada en cosas que hacen las personas de 7 años? Si le quiere contar esa experiencia a alguna compañerita la va a espantar. Salvo que mamá y papá le paguen un tratamiento de psicoterapia, ella no va a poder hablar de eso de forma saludable con alguien.
Espero que no moleste que sea reiterativo, pero: ¡Burgueses parásitos vividores inescrupulosos caraduras hijos de la remil yuta! ¡3 punzones! ¡Así debería llamarse la empresa “3 punzones”!
Entonces me acuerdo de quiénes dicen que por plata metemos los dedos en las máquinas. Y yo digo, ¿Qué tengo que hacer con alguien así? ¿Me tengo que sacar una ojota para educarlo?
No.
El uso de sentido común para interpretar las cosas de las que no se tiene la más remota idea es algo que hacemos todxs. Desgraciadamente hay gente muy descerebrada que no se da cuenta de lo irrespetuoso que puede ser usarlo en algunos casos. Pero igualmente no son responsables de ese puntualmente, es algo que viene de arriba. Con toda esa basura mediocre de la industria del juicio, que si te organizás te van a cagar y la catarata de estupideces que dicen estos burgueses desesperados porque no dan en la tecla y andan causando vergüenza ajena en lugares públicos. Tenemos ante los ojos, el momento en el que están para el cachetazo, y ese cachetazo lleva la forma de asambleas en los lugares de trabajo, para discutir y votar un plan de lucha y la huelga general para terminar de tirar abajo las políticas caníbales de este gobierno.
Luis Martín Arias – Trabajador en SERIN S.A. – Herrero – Monotrubutista - Ciudad de Córdoba Mención 15° Concurso Sin Presiones “Expresión escrita la salud de lxs trabajadorxs” Organizado por el Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente (ISLyMA) – Córdoba – 2024
El Jurado expresó: Relato que logra ponernos en el contexto de la producción fabril metalúrgica. Nos pinta un clima descarnado sobre las deficientes o nulas condiciones de seguridad de quienes se desempeñan en esos establecimientos y de cómo se intenta hacer caer la “culpabilidad” en el propio trabajador o trabajadora con la mediación “técnica” de los expertos en higiene y seguridad.
Texto descarnado que pone en evidencia que la vida o la salud de las trabajadoras o trabajadores poco valen frente a los intereses del capital. Frente a eso el autor, desde el mismo título plantea una propuesta política de resistencia.
Esta “crónica cordobesa” evidentemente refleja una problemática laboral grave, común y frecuente. Muchas veces hemos escuchado estas situaciones en diferentes ambientes por los que circulamos (las sesiones de fisioterapia) y en los medios de comunicación. El autor no se olvida de nadie. Sus compañeros de trabajo, es una denuncia a la patronal, a los empleados del área de salud laboral de la empresa, al gremio y de lo que no se hace cargo, todos presentes en esta tragedia laboral que tiene causas y consecuencias. Él mismo con sus emociones y razonamientos que va realizando a medida que narra sus vivencias. El autor no solo hace visible la maquinaria laboral de una fábrica, sino también los sentires y vivencias de la persona (los laburantes) como ser humano integral.