Entre rejas
Eran cerca de las 20:00 hs. Se sentía en el ambiente una tensa calma, raro que en los pabellones no se escuchen a los presos orando o la radio popular a todo volumen, yo salía a medicar a los internos, cuando de repente se escucha un fuerte ruido que sonaban como las puertas de chapas de las celdas y gritos.
De pronto vi salir de una de las ventanas humo negro, estaban quemando un colchón en la celda 14, el motivo de la pelea, rivalidad entre bandas que se disputaban el liderazgos del pabellón. El guardia del puesto me dice “ Enfermera vallase quédese en servicio medico, se fundió todo” , un guardia me acompaño hasta servicio medico, corría y corría, al mismo tiempo guardias pasaban corriendo, era evidente que iban de refuerzo, en sus caras se reflejaban el miedo y el nerviosismo, desde las ventanas nos gritaba cosas espantosas, yo trataba de hacer oídos sordos, pero no podía tenia miedo y temía por mi integridad física mía y la de los guardias, me di vuelta y veía como se ponían los cascos, los chalecos y tomaban los escudos, seguí corriendo.
Llegue a servicio médico, por dentro temblaba, tenía ganas de llorar, pero por dentro me decía, tengo que demostrar que no tengo miedo, sino van a pensar que para esto no sirvo. En estos lugares no se puede flaquear ni dudar, por que es ahí donde podemos ponernos en peligro.
Sentado en el comedor, estaba el medico, él con 28 años de servicio y yo con mi primera guardia sobre las espaldas, el doc. Me mira y muy tranquilo me dice – “ Negri, preparemos todo que ya van a caer”. A los 15 minutos, dos guardias traen a un interno con múltiple heridas punzocortantes, me mira y me agarra del brazo – ” madre, no me deje morir, a esos giles se las tengo jurada” –“No, no se preocupe, conteste con voz firme, quédese tranquilo, quédese quieto así le podemos ver adonde están las heridas, colabore, se acostó en la camilla mirando al techo fijamente ”
Empezaron a ingresar internos heridos. No dábamos abasto, entre suturas, curaciones y controles físicos, con el doc terminamos a las 3:00 de la mañana, cerramos los libros de guardia y evolucionamos en las historias clínicas, en eso me dice el doc – “ Negri ya estamos, anda a descansa, fue intenso hoy,” asentí con la cabeza busque mis pertenencias y me fui a la habitación de enfermería, me temblaba el cuerpo, me invadía la angustia, esas 24 hs de guardia se hicieron pesadas, desgastantes física y psicológicamente. No podía dormir, entre gritos aislados que se escuchan y el ruido de las puertas que se abran y cerraban, pero yo aún seguí ahí recostada mirando la pared pensando en todo lo que había pasado y como se me iba relajando el cuerpo después de semejante liberación de adrenalina, de a poco comenzaba asomar el sol por los muros, no se por que, pero mientras eso pasaba comenzaba a sentirme aliviada, me levante, tenía el cuerpo cansado pero no tenía sueños, como decimos los enfermeros “ me había pasado de vuelta”.
Realice el pase de guardia, junte mis cosas, camine por esos fríos pasillos, aún permanecía en el aire el olor a colchón quemando, seguí caminando, pensando en que había salido ilesa de una situación caótica y violente pero que eran los gajes del oficio, que más allá que ha habido muchas veces en la que estuve en riesgo, amo ser enfermera y definitivamente es mi profesión.
Aurelia Ginette Agüero - Enfermera Servicio Penitenciario de Córdoba – Bouwer – Ciudad de Córdoba -
Relato del 14° Concurso SIN PRESIONES Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs Organizado por el ISLyMA , 24 de agosto de 2023
El Jurado expresó: Una historia de cárcel y motines en la que una enfermera nos muestra los avatares de su trabajo, la valentía y el miedo y su decisión de seguir adelante con su profesión a pesar de los riesgos que encuentra en sus inicios.