Comisaría de Nueva Esperanza (la que está sobre la calle Montes de Oca)
Sin el celular (menos mal, porque justo ahora tener que escuchar la voz preocupadísima de mi madre con su inevitable e inconducente ¡Ay queridaaaa! Qué mal me hace todo esto…)
Sin un libro para distenderme.
Hace veinte minutos que espero, por supuesto sentada en un banco duro (a no quejarse, parece que quedaré afuera no más, que no me meterán en ningún calabozo. Y francamente hubiera sido una exageración pero nunca se sabe, siempre depende del humor en el que estén, de hecho fue lo que me dio a entender el policía que vino a buscarme camino a la comisaría –les encanta provocar un poco de temor o si no insinuar esa advertencia como solapada de “Cuidado que tu libertad depende de mí”, algo por el estilo sería–.
Sin fumar.
Intento entretenerme y lo mejor que se me ocurre es desarmar y armar etimológicamente la palabra “entretenerse”, nada, en este intento de distraerme, de actuar la despreocupación: se me ocurre que es la mejor estrategia a esgrimir: algo así como que si no tuviera razón estaría un poquito más preocupada y me movería nerviosa; de todas formas incluso este tener que disimular me hace sentir más pobre víctima porque como dice el proverbio “La procesión va por dentro”, con lo cual acudo a otra forma de distracción: observar cada movimiento de los policías de turno, cada oficina, anque ese tenebroso pasillo ahí al costado, de donde dos minutos después me hacen correrme porque va a pasar un preso que llevarán a Devoto, no menos digo yo, con tanto protocolo… el hombre, el preso, pasa con la cabeza toda vendada… custodiado por dos guardaespaldas y eso que está esposado: otra interesante palabrita… ¿esposa vendrá de ahí?… más no me dejan ver; no sé si para protegerme de la impresión, por procedimiento o por atribuirse mayor importancia.
Sigamos con la lista de medidas a llevar a cabo para poder sobrellevar los infortunios del momento, para no perder la calma; ni la confianza en mí misma (bastante socavada a esta altura).
…Entonces… para pasar este amargo momento (no es lo mismo que “momento amargo”) sigo haciendo como si nada me perturbase y escribo; escribo en las hojas en blanco que me dieron el otro día en la Fiscalía para formular mi descargo: fue escueto, muy… tanto que me sobraron unas tres hojas de cada Causa: son dos: una por Violencia de género (así tal cual uno lo está leyendo: Violencia de género, ese es el título de la carátula para esta situación que se generó entre nosotrAs dos –salvo que ella sea elle, o él y el Juez sea K, o no sé, cada vez entiendo menos pero no importa; la cuestión pasa por otro lado– y menos mal que las palabras y sus derivaciones, origen y demás me salvan de no explotar y decir cualquiera) que rehusé firmar antes de ayer cuando la trajo el cabo Escalante en un móvil, léase patrullero: sucede que esta gente también tiene un lenguaje propio, una especie de código entre masones… pero el tema es así: Resulta que entré a mi departamento por la puerta-ventana trasera (ni ella ni él –tiene marido y tres hijos– me abrieron cuando llamé a la puerta y eso que estaban ahí; yo los escuché; se hicieron lisa y llanamente los desentendidos) así que di la vuelta porque por suerte o por mala suerte el depto. es un planta baja que da al patio y como quien ni quiere la cosa, entré; obviamente no me invitó a tomar un cafecito… cuestión y como era de esperar tuvimos una pequeña confrontación con la inquilina, en realidad a esta altura con la ocupa, si tienen una deuda enorme de expensas, hace más de un año que no pagan y las expensas de este departamento son carísimas, también tienen/tengo deuda de ABL y demás; a todo esto él, el marido o lo que sea mientras yo de un lado de la mesa y la Noe del otro nos medíamos, nos decíamos y nos amenazábamos, él brillaba por su ausencia: estaría escondido detrás de una puerta porque hacía unos minutos lo había escuchado ¡cobarde! (además, lo de cada una de un lado de la mesa ahora que pienso es importante: demuestra que no hubo violencia).
Decía que estoy anotando todo, lo que me voy acordando y lo que sucede alrededor; lo estoy viviendo como si estuviera inmersa en un policial soft y lo hago, esto de anotar todo, una, por no saber qué hacer en tan larga espera, dos por canalizar la preocupación porque aunque no pueda creer lo injusto de toda la situación, y que por ende siento que no tendría que preocuparme y mucho menos tener que demostrar ninguna despreocupación… porque justamente lo justo es justo y quiero creer que el asunto va a decantar de forma imparcial; pero siento que hay una especie de resentimiento generalizado donde no puedo evitar la sensación de que últimamente muchos asuntos de este tipo se juzgan si es que se juzgan… se ajustician desde un lugar poco neutral, por llamarlo de alguna manera, se dan fallos inapelables desde la total imparcialidad, cada vez más… es como si una fuese una guacha por haber heredado un departamento y tener más de un bien; se suma al asunto que esta mujer con su familia ha logrado en estos dos años cierta solidarización de parte de la gente que trabaja en el edificio, los de seguridad, los de limpieza, etc. etc.; y yo que hace años que no vivo en Buenos Aires perdí toda noción de estos códigos –aparte que haga lo que una haga esto de ser mala gente por no ser más pobre es no cambia, al contrario–; también sé que puede ser que esté sensible y esté exagerando, que no sea más que un poco de paranoia, un poco bastante: pero que te matan por un celular es algo que está pasando, no es pura ficción; no que me vayan a matar, pero que puede llegar a ser que tarde años en sacarlos y que pierda el bien por no poder pagar las expensas es otro hecho y el estrés que genera en casa está rayando lo intolerable.
Acaba de acercarse una cabo (caba, cabe: en jerga feminista de género; jerga, lenguaje, que no termina de cerrarme; o en jerga inclusiva/inclusive: perdón no puedo evitar pensamientos de esta naturaleza, ridículos cuando más debería estar seria… es que el lenguaje degenerado así y en esta situación me causa gracia, me hace reír o no sé, tal vez sean los nervios; todos estas deformaciones del lenguaje mientras miro a la mujer policía con cara de póker para que no se transluzca nada inapropiado …sería el momento menos indicado, aunque es amable, por lo menos no parece tener mala predisposición; razón demás para disimular.
A todo esto olvidé contar el porqué de esta situación: desobedecí y rompí la perimetral impuesta por el juez hace un par de días, adrede, obvio… era tan increíble esta denuncia de violencia de género encima basada en una acusación falaz, tan…
Es bien cierto que después de dos viajes de 800 km. para estar aquí para llegar a alguna clase de nuevo acuerdo para ver cómo proseguir con el contrato incumplido, además y como si fuese poca la deuda vine porque nos habían bloqueado los celulares y cada vez que intentábamos saber cuándo iban a tener a bien transferir, si es que lo iban a hacer, nada… de pronto mutismo total… (hablo en plural porque mi hija y yo vivimos de esta renta: por suerte hace poco encontró trabajo); por otro lado un viaje que no quería hacer porque me complicaba pero a esta altura la incomunicación, en realidad la incertidumbre, me suscitaba tal impotencia, tanta bronca… y de alguna forma había que resolverlo … con una deuda como mencioné de más de 230000$ que por supuesto cada mes aumentaba, sin ninguna intención de mudarse y desocupar el depto para poder alquilarlo a alguien que pague y no lo destruya como están haciendo, es que decidí prepararme unos mates y bajar (el mate me iba a ayudar a pasar esos minutos de estar casi como en la Franja de Gaza): mi juego era que ella, la Noe llame a la policía para advertir que había roto la perimetral, cosa que no tardó ni dos mates en hacer; pero antes tengo que contar lo difícil que me resultó mover el triage que tienen a modo de portón y entrar al jardín de mi, mi, mi departamento desacatando la maldita orden del Juzgado: lejos de ser soplar y hacer botellas: de nuevo la cara de póker, de nuevo un There is no pain you are receding, ese permanecer impertérrita como si nada me afectase, aparte el miedo porque después entendí que la violenta era la mina, ella; perdón pero no creo que sean mecanismos de sobrevivencia en un país cada vez más inestable.
Cuestión que la policía totalmente descolocada con el rapto de esta (no saben si loquita o qué: total igual siempre nos acusan de loquitas a las mujeres que no acatamos) temeraria, tarada o cómo sea que se pueda definirme, me tenían ahí sentada mientras atendían otros asuntos dos que estaban sentados bajo una reproducción de San Martín desvaída y donde me parece que estaba algo más guapo de lo como habrá sido. Se los veía sumamente atareados escribiendo en sendas máquinas.
Ahora ya no anoto nada, pienso que pueden pensar que me estoy burlando o que realmente estoy en una realidad paralela; con lo cual me dedico a observar:
Pasa un oficial, casi segura que ese debe ser su cargo; gordo, enorme, debe medir 1.95; casi que parece un agente de Apriete, se me ocurre, porque que el tipo es intimidante… está de civil: jean, remera enorme, zapatillas y el perro lindísimo suyo que deambula buscando un mimo por aquí, otro por allá, y como cada prenda se parece a su dueño quizás no sea ningún apretador, ningún violentito y al revés sea un buenazo, puro corazón, nunca se sabe. Su oficina, porque tiene oficina propia y acorde a su tamaño, da a la calle; el gordi lógico tiene un ventilador gigante y un aparato que imagino será para secarse las manos, aunque no entiendo que hace amurado a esa pared.
Acabo de verlo pasar de vuelta, esta vez con unas esposas colgando del bolsillo; menos mal siempre me salva la etimología, ya sé que me repito, pero esta es muy interesante: esposa, de la se casa ¿tendrá el mismo origen que las esposas para inmovilizar a alguien? Porque francamente que a las esposas, mujeres de maridos se le atribuya semejante conducta… aparte de estar en la duda de de quién habla peor si del esposo o de nosotras.
Esto en cuanto a este hombre que ya decidí que es bueno –me simplifica la vida, o si no tanto, al menos la estadía en la comisaría–.
Al lado hay otra oficina ¿siempre las mujeres tenemos que estar descategorizadas? Ellas están tres en una misma oficina y aparte de que francamente no sé bien qué hacen, porque salvo la cabo que vino a tomar mis datos: a quien ya conocía por haberle avisado unos días antes que si no lograba ninguna respuesta en ninguno de los Juzgados, Fiscalías o Defensorías a donde me derivaron, iba a romper la maldita perimetral… parecen estar medio ociosas…………………………………………………
Mariana Odorqui - Casa Mirari – La Cumbre – Pcia de Córdoba -
Relato del 14° Concurso SIN PRESIONES Expresión Escrita de lxs Trabajadorxs Organizado por el ISLyMA , 24 de agosto de 2023