Título: “LA JUSTICIA como SERVICIO ESENCIAL”
Los servicios esenciales en el mundo del trabajo gravitan bajo la órbita que a través del tiempo ha desarrollado la doctrina de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), especialmente su Comité de Libertad Sindical y en referencia fundamentalmente al derecho a huelga.
En este sentido, frente a situaciones de gran conflictividad social, económica y política que atraviesan regularmente los sectores de trabajadoras y trabajadores, lo que se ha procurado desde la organización, es garantizar el ejercicio constitucional y convencional del derecho a huelga sin limitaciones patronales o gubernamentales que lo cercenen, restrinjan, violenten.
Así, reiteradamente en sus dictámenes el Comité de Libertad Sindical y la Comisión de Expertos sobre el derecho a huelga, han establecido parámetros en los que podría verse afectado este derecho. Los mismos tienen que ver estrictamente con el hecho que se evidencie de manera manifiesta e inequívoca como consecuencia de su práctica, una amenaza inminente para la vida, la seguridad o la salud de toda o parte de la población.
A grandes rasgos se establecen como esenciales en sentido estricto algunos servicios que no incluyen al servicio de justicia, por el contrario si lo hacen con el sector hospitalario, los servicios de electricidad, los servicios de abastecimiento de agua, los servicios telefónicos y el control del tráfico aéreo. La lista se genera a partir de los casos llevados a tratamiento ante el Comité y ya se ha dejado establecido que es imperioso estudiar cada caso en contexto y bajo las circunstancias especiales en que tenga lugar.
Ahora bien, el análisis actual no nos sitúa en un encuadre netamente sindical desde el punto de vista de las condiciones de trabajo, su misión “pro operario” y la lucha concreta para el equilibrio de la asimetría de poder en la relación laboral. La característica del escenario pandémico en el hoy trasciende el binomio empleador/a-trabajador/a y se presenta como una amenaza universal, desconocida, perdurable y agresiva que irrumpe en el ámbito del trabajo con una modalidad no específica y más difusa en la que las variables de compensación y balance de derechos humanos encontrados se vuelve tan compleja como dinámica.
En este aprendizaje en proceso que no obvia los intereses particulares, la nota de servicios esenciales fue impuesta, enumerada y reescrita en diferentes oportunidades mediante decretos de necesidad y urgencia conforme la estrategia que se diseñó para abordar un problema grave de salud pública con una importante consecuencia económica y un impacto emocional y social profundo sobre todo para las mujeres.
¿Dónde quedó la JUSTICIA en este contexto? Depende. Mientras por un lado la eterna crisis estructural, de recursos humanos y falta de operatividad virtual fue la excusa perfecta para depositar en el limbo el acceso a justicia, por otro lado en pasillos menos amplios pero de gran circulación la justicia emprendió una transformación cuyo objeto no es interés en estas letras.
En el ámbito judicial un día amanecimos en una estática primero lógica, luego predecible, más tarde ambigua y finalmente errática.
Miles de disparadores podrían activarse llegado este punto, sin embargo retomando lo esencial y también el servicio, me detendré caprichosamente en lo que provoca este encierro escindido de la tarea habitual, sin menospreciar el deber de cuidado y la virulencia del contagio, queriendo entender este contexto de la salud en donde asfixia de un modo diferente.
La parte más afectada de esta ausencia temporal de la justicia es sin lugar a dudas el que comprende a las mujeres, a las trabajadoras, cerrado el portón para definir vínculos, garantizar derechos, equilibrar desigualdades, amparar al vulnerable, compensar daños o evitarlos, el género vive en carne propia un desamparo absoluto que afecta su salud en el modo más amplio de acepción posible.
La distancia que separa al género de una vida plena en la normalidad, se desgarra en esta naturalidad de la no acción ni protección, la esencialidad no le tocó en suerte a la mujer trabajadora de toda hora, una vez más, en esta ruleta de servicios que se brindan espasmódicos y discrecionales.
La cuerpa, como me gusta nombrarla cuando dice, debe enfrentar sola la pandemia interna y aislada, en la saturación, la sobre exigencia, el castigo cultural y la indiferencia institucional. El letargo con que muchas veces se tratan las demandas, se volvió eterno, doloroso y en algunos casos ya innecesario. La trabajadora que traigo y que cito para esta semblanza perdió en esta pandemia mucho más que un plazo, una prueba, una sentencia, en el mejor de los casos perdió libertad, en el peor la vida.
Y no accederán los casos de este desamparo a la internacional para hacer oír sus voces y no se extrañarán sus ausencias, porque no hay tiempo ni intención, la división entre el ser y el parecer se agrietó en el lugar equivocado. Las trabajadoras esperan ya no silenciosas, pero si muy cansadas y las jornadas se multiplican por miles cuando no hay a dónde ir.
Los esenciales que no llegan son los servicios que nos desaparecen. Solas nunca más! Justicia para las cuerpas.
ROMINA MC NAMARA - TRABAJADORA PODER JUDICIAL - RÍO GALLEGOS – SANTA CRUZ
El Jurado Expresó: Excelente trabajo que nos invita a reflexionar en este contexto pandémico, la necesidad de mirar más allá de lo que es el tradicional binomio empleador/ trabajador/ora ya que irrumpe con modalidades poco específicas.
“¿Dónde quedó la justicia en este escenario de pandemia?” es el disparador central de este texto que profundiza acerca de un sistema de justicia que en principio se cerró. Pero va más allá de lo que se considera esencial: da cuentas de cómo las mujeres son las más afectadas.
“El género vive en carne propia un desamparo absoluto que afecta su salud en el modo más amplio de acepción posible”. Las mujeres deben enfrentar la pandemia en medio de la saturación, sobre exigencia, el castigo cultural y la indiferencia institucional. ¡Justicia para las cuerpas!, se pide desde un relato que visibiliza las asimetrías de poder que se manifiestan en la justicia. Una justicia que para ellas implica exponer hasta la propia vida. “Los esenciales que no llegan son los servicios que no aparecen. Solas nunca más”, remata el escrito certero que pone en eje un debate aún pendiente o al menos sin saldar.
Mención: 11° Concurso “SIN PRESIONES” Expresión Escrita de los Trabajadorxs – Organizado por el ISLyMA – Córdoba 2020