“ Vía Muerta “
Ahí están, en los pasillos del Hospital, fatigados de tanta peregrinación. Oscuros. Fáciles de sustituir. Gente insignificante caída del consumo impuesto en estos tiempos.
Como todas las mañanas, me abro paso entre ellos, giro el picaporte y entro en el pequeño mundo del consultorio. Mi sufrimiento se esconde, se acorrala. Así logro evitar la inútil transparencia, el malestar y la queja que me transformarían en sospechosa.
Tengo resto (¿así se nombra esa pequeña esperanza?). No lograron arrasarme. Yo nunca necesité para sobrevivir de los beneficios de un Estado inoperante o cruel o asesino, según la época.
Pude saborear la resistencia, construir en mi interior una oposición haciendo lazo con la fuerza de mis otros, ese entorno siempre agobiado pero dispuesto a sacar cabeza de entre las cenizas. Tuve suerte. Techo, comida, estudios.
Me asomo al pasillo y llamo al número uno que responde con premura ¡Yo!, seguramente porque conoce la habitual impaciencia frente a sus necesidades. Yo, repite. Sí, usted, sí, claro, usted, acaso no vino para que lo atiendan, tengo ganas de decirle. Sí, usted está incluido en este sistema de salud. Quisiera creerlo y que él también lo crea. Lo recibo en silencio. Sé que los hombres y mujeres del pasillo se fatigan día tras día en los pliegues sombríos de una larga historia de exclusiones.
Estoy por finalizar mi día de trabajo. Ellos siguen allí, en la paciente espera. Canturreo algo para mis adentros. Aprendí a escabullirme cuando escasean los recursos. Hago lo que puedo. Ya no vomito en público las injusticias, las carencias, la falta de interés, la crueldad. Reconozco mi pequeña muerte aunque todavía me asombra.
Estoy por finalizar mi día de trabajo. Camino sin mirarlos por el largo pasillo hacia el vestuario. Sus ilusiones se me pegan en el delantal como abrojos. Los desprendo aún a costa de algunas heridas sin importancia en mis manos.
Los de arriba nos han dejado solos.
Camino rápido. Ya finalizó mi día de trabajo.
María Cristina Beovide – (Socióloga- Psicóloga Trabajadora en Hospitales Públicos de la Ciudad de Buenos Aires)
Expresó el Jurado:
“En este relato se narra lo que sucede en cada una de esas historias de trabajadores de la salud. Una médica ¿resignada? ante la violencia material y simbólica de un sistema perverso, día a día “cumple” su función y, al finalizar su turno, se esfuerza en deshacerse de una cotidianeidad laboral difícil de soportar”
9º Concurso SIN PRESIONES ”Expresión escrita la salud de los trabajadores/as”
Córdoba, 27 de julio 2018