El trabajo que aquí presentamos ha sido elaborado por las trabajadoras de la salud Susana Castillo Rascón, Melisa Blanco, Catalina Studer, Cristina Aguirre, Andrea Sánchez, Mariana Villalba y Graciela Medina del Laboratorio de Alta Complejidad de Misiones (LACMI)-Parque de la Salud de la provincia de Misiones
INTRODUCCION
El virus de la hepatitis B (VHB) infecta a más de 500 millones de personas en todo el mundo. Es la principal causa de la hepatitis crónica, cirrosis y carcinoma hepatocelular. Durante el periodo agudo el espectro de la enfermedad varía ampliamente y va desde la hepatitis asintomática a la hepatitis ictérica, incluyendo hepatitis fulminante; en cambio una vez establecida la infección crónica, los pacientes pueden presentar cuadros que van desde el estado de portador sano asintomático a la enfermedad hepática progresiva incluyendo cirrosis y carcinoma hepatocelular (1-2).
El VHB pertenece a la familia Hepadnaviridae. Se transmite a través del contacto con la sangre u otros fluidos corporales de una persona infectada. Las vías de transmisión son: sexual, percutánea, perinatal, por transfusión, trasplante de órganos y nosocomiales a través del pinchazo con agujas (2-3).
El riesgo de transmisión del VHB hacia un trabajador de salud luego de un pinchazo de aguja depende del título de viriones contaminantes en la fuente, y se correlaciona además, con la presencia o ausencia del antígeno e (HBeAg). Se estima la infectividad entre un rango de 1% al 6% (HBeAg negativo) hasta un 22% a 40% (HBeAg positivo). Es rara la infección si la sangre del paciente infectado posee títulos del antígeno de superficie (HBsAg) por debajo de los niveles detectados por laboratorio. Los datos confirman que la tasa de infección en personal no vacunado con alta exposición a sangre es 1.05/100 personas-años (4).
La Ley 24.151, sancionada en septiembre de 1992 y promulgada en octubre del mismo año, declara la obligatoriedad en todo el territorio argentino, de la vacunación contra la hepatitis B para todas las personas que desarrollen actividades en el campo de la salud.
La inmunización debe estar incluida en las facilidades que brindan los controles de salud del personal. La prevención adecuada contra las enfermedades inmunoprevenibles es importante porque protege al personal de la adquisición de enfermedades y evita que el personal actúe como fuente de propagación de agentes infecciosos entre los pacientes, especialmente entre aquellos que poseen un riesgo mayor como los inmunocomprometidos (5).
Además del uso de las precauciones estándar, se dispone de una vacuna recombinante obtenida por ingeniería genética contra hepatitis B que es efectiva, segura y obligatoria en todo el equipo de salud. Su eficacia es de 95-99 % con tres dosis, que deben ser aplicadas con un esquema de dos dosis separadas por un mes y un refuerzo al sexto (0-1-6 meses). Uno o dos meses después de finalizada la vacunación el personal de salud debe realizarse el control a través de la cuantificación de anticuerpos antiHBs para evaluar la respuesta considerándose protectores 10 mIU/mL o más. Si el trabajador de la salud es respondedor y teniendo en cuenta que la vacuna confiere inmunidad humoral y celular, no es necesario revacunar ni realizar nuevas serologías. En el caso de esquemas incompletos o atrasados, se debe aplicar las dosis faltantes; no es necesario reiniciar los esquemas (6).
Como parte de un programa de control de riesgo laboral iniciado y desarrollado por el grupo de trabajadores de un laboratorio hospitalario, en el cual se comenzaron a aplicar medidas como apertura de un libro de registro de accidentes e incidentes, protocolo ante situaciones de emergencia, apertura de salida de emergencia y armado de un botiquín, se propuso evaluar el estado inmunológico para el virus de hepatitis B en el personal de este servicio.
Los invitamos a leer el trabajo completo: EVALUACION DE RIESGO LABORAL MISIONES